domingo, 19 de enero de 2014

... y aprender a volar!


A quien no le gustaba, por lo menos cuando era niño la posibilidad de  volar como Peter Pan.
La cosa más deprimente es que si a veces podemos volar en los sueños,  muchas personas se quejan que empiezan a volar y pueden estar bajos, cerca del suelo, o subir muy muy lentamente.
Esto ha sido mi caso por muchos años, pero así de igual cada vez que soñaba de poder volar, para mi era una ocasión de despertarme con una sensación de libertad única.
Ahora es diferente. No solo en unos sueños puedo volar muy alto, pero me pasa de poder hacerlo con mucha facilidad, nada de miedo de las alturas, y a velocidades increíbles o muy lentamente según lo que deseo.

Pues yo me digo... que locura escribir un post como este...
Pero luego me he contestado, pensando en como me sentía antes, y en como me ha chocado la primera vez que en mis sueños podía controlar tan bien el vuelo, que tal vez hay otras personas que, como yo, le gustarían aprender a volar. Ademàs, siendo un domingo de lluvia, no hay mucho más que hacer... 

Pues bueno chic@s, volar no es cosa de sentirse libres, o sin preocupaciones, en pleno poder de cambiar a propria vida. Esta es psicología barata.
El secreto está en el superar el miedo a la muerte.

La muerte es solo un cambio de estado. Claro, es un cambio que cobra con nuestros tractos individuales, para supuestamente, por lo que sabemos, de-structurarnos y mezclarnos, como una batidora gigante, al resto del mundo. Menuda suerte, diría yo.
Hombre, la idea de poder fertilizar el suelo donde van crecer unas flores maravillosas (espero girasoles), puede parecer un buen plan de jubilación: al sol, tranquilito, perezoso, pero al mismo tiempo todos pensamos que con el estrés y los sacrificios que hemos hecho para crecer, estudiar, formarnos, y trabajar etc... tal vez podemos esperar en algo más.
Pero si esta es cosa buena y justa, al mismo tiempo es la cadena que cuando queremos volar nos tiene pegados al suelo.

Que haya paraíso, infierno, vidas infinitas hasta una evolución, fertilizante, o reencarnación, la vida como la conocemos ahora ya no estará.
Pues ya está, basta con el intentar guardar nuestra vida en un cofre como si fuera un tesoro de piratas, robado y maldito. Su valor puede cambiar con el tiempo, pero si no la invertimos se va a quedar en las manos de otros, o simplemente se va a perder.

Pues instrucciones para volar:
Paso 1) Dejar ir la vida. Pase lo que pase, estás viviendo un sueño.
En los suenos a menudo si caes te despiertas. Es una lastima porqué eso significa que no puedes volar mucho, pero al mismo tiempo, si tienes suerte, un poquito habrás volado, y la próxima vez irá mejor. Positiviza la experiencia y toma el fracaso como enseñanza.
Paso 2) Caer (no) es morir.
Mucha gente tiene miedo de perder el control de su vida. Pues canibaliza el caso, evita lo nuevo, y vive acumulando poder para no permitir a nada que vaya diferentemente de sus planes.
Si quieres volar, no puedes saber si siempre podrás estar en cuota, si podrás calcular bien las distancias entre objetos, si te harás algún arañazo.
Cuando caes en un sueño a veces mueres, pero por suerte, eso significa que te vas a despertar...
Paso 3) Disfrutar.
Volar es estar arriba. Sobre los demás, sobre la vida, cambiar perspectiva. No se trata de sentirse superior, se trata de sentir el aire en la cara, sorprenderse de ver las cosas de otra manera.
A menos que no se esté trabajando con sueños lucidos (experimentos muy interesantes que hice por unos años en el pasado), no sabes cuando en un sueño puedes volar.
Pues la UNICA manera para poder volar, es simplemente dejarlo fluir. Ponerse abiertos a la experiencia sin expectativas.
Paso 4) Aceptar el miedo.
Otra vez; volar no es “sentirse libres, o sin preocupaciones, en pleno poder de cambiar a propria vida”. Es una fuga de un esquema que tenemos en nuestra cabeza, una fuga del peso de nuestra vida, un desafió de la fuerza de gravedad de nuestra existencia que nos fija en un punto en concreto. Esto puede surgir en los momentos de máximo estrés y de sentirnos atrapados en la vida o totalmente impotentes.


Volar es aceptar la absoluta locura de hacer algo mágico sin que nuestra mente racionalice. Pues no hay ningún poder y ninguna libertad especial. Al contrario el control del vuelo nace desde el aceptar que no sabes lo que va a pasar. El miedo del desconocido es la gasolina de nuestro vuelo o la cadena más fuerte. Si la aceptamos como un reto, nuestro vuelo será libre y emocionante, si lo aceptamos como limite, será bajo y flojo.

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